domingo, 18 de noviembre de 2012

Untitled

Es miedo el sentimiento
Aún cuando no le temo a nada.
Inseguridad tal vez de mi parte
Cuando te hable hoy y no me hables mañana.
Decides marcharte y yo ahogado,
Envuelto en un nudo que me traga.
Las palabras me salvaran y me hundirán,
Los hechos darán respuesta a la incertidumbre.
¿Cómo se da la colisión de nuestros caminos?
¿Por qué decidieron los ángeles este encuentro?
¿Cómo se me ocurrió amarte
Antes, durante y después de tiempo?
Un lamento premonitorio,
Una aguja en mi mente,
Un sueño repetido en la azotea,
Un lienzo no terminado en la alcoba,
Una lectura nunca hecha,
Una declaración jamás definida.
La proclama de las alas idiotas de mi estomago,
El alzamiento popular de mis sentidos.
¿Es esto amor? Si, Confiesa apenado
Mi corazón rocoso cuando te piensa.
Trivialidad compleja en tu presencia,
Sufrimiento silencioso que reprime mi voz.
Sigues siendo la dama de alma fulgurante
Que ocupa la habitación personal de mis pensamientos.

sábado, 20 de octubre de 2012

Zulia

La tierra del petróleo saqueado y el gas natural desperdiciado durante décadas. La tierra donde el sol es inclemente pero nos hace participes de su ancestral energía. La tierra de Mara, Nígale, Támare y sus descendientes multiplicados.

Pueblos explotados, obreros herederos del cansancio de generaciones, empresarios herederos de las riquezas que el destino injusto les ha adjudicado. Elites de latifundios millonarios, gracias a millones de horas de trabajo por parte de campesinos descamisados.
Por estas calles el calor prevalece, el buen humor se abraza con las amarguras de los colores del trafico. Las gotas del sudor de piel hacen amistad con las gotas que salpican de un cepillao de mediodía. El mejor calmante es una arepa bien rellena, o en el mejor de los casos, mas de una.

Culturas encontradas, nacionalidades de visita o estadía permanente. Guajiros resistentes al peso de la historia, mestizos luchadores del día a día. Todos juntos, iguales o desiguales, somos la misma presa en una cola en el puente. Ese mismo que une al desarrollo con el olvido, y que ironia esa que nos recuerda que el olvido ayuda a impulsar el desarrollo.   
Palafitos convertidos en modernos edificios, símbolos del crecimiento. Ya nada es como antes – comenta un viejito con el sombrero desgastado – “hay quienes prefieren un plato de petróleo que un patacón triple. Los gringos tenían esto como una patria de segunda mano, las riquezas se hacían aquí, amaban producir, pero disfrutaban allá en el norte”.

Desde tempranito hay empanadas por donde uno pase – comenta una comerciante – los kioscos están llenos esperando a uno. El zuliano es escandaloso desde que se para. El “trajín” de todos los días lleva como regalo 40 grados para el disfrute o calamidad de quienes dan vida a esta tierra.

Los patacones se venden como arroz, las voces de los buhoneros son la banda sonora de los callejones de los mercados populares.

Los balancines son el adorno en los patios de muchas casas y esquinas, las gotas de oro negro caen como lluvia en las ropas de los caminantes. Esas maquinas que nunca paran de moverse parecen pájaros negros, son los únicos buitres que no comen carroña.
Así es el Zulia, así somos, una sonrisa de rayo nos caracteriza y un lago que ya no es lago nos abraza desde el piélago hasta nuestras ventanas.

Carlos Espitia 

martes, 1 de mayo de 2012

Ya No Importa

Acompañado únicamente por mí sombra
Y abandonado por la misma en la oscuridad.
Rechazos y excusas surgidas como furor,
Como modas y tendencias de verano.

¿Cuántos hay para cortar el pastel?
¿Cuántos hay en la sala de espera?
¿Cuántos están escuchando y no oyendo?
¿Cuántos están leyendo detenidamente?

Ya no importa, porque no espero nada,
Que me alcance el folio para mi cántica.
Ya no importa, si lo he visto todo,
Que me alcance el día para ver la noche.

Cicatriza la herida pero no la memoria,
Se despide el dolor pero no el recuerdo.
Entre la alegría y la amargura
Sólo hay una línea divisoria.
Que te alcance lo leído para entenderlo.

Volver

Si yo me quedara aquí, hablaríamos un poco más,
Te leería los cuentos del tren de ayer;
Te confiaría un secreto, detonante y adictivo;
Perdería mi tiempo ganando el tuyo, siendo feliz.

Si yo me quedara aquí, no iría a mis batallas,
No usaría mi espada ni mi coraje,
No brillaría mi armadura ni aquella estrella;
La misma que ilumina el manzano por las noches.

Si me voy, volveré mañana;
Intentare confesarte sin ensayo previo
Esa historia sublevada en mi mente
Que espera un manifiesto cada vez que se oculta el sol.

Impotencia, temor, cautela:
Piedras de ese rio inexorable,
Ese mismo donde mojamos nuestros pies
En aquel sueño de tierra inhóspita.

Si yo me quedara aquí
Intentaría el descubrimiento
De esa incógnita escondida en el cielo
Detrás de las nubes reflejadas en tu lente.

Si me voy, que tus pensamientos me acompañen,
Que el humo de tu chimenea
Mi guie en la conflagración.
Que tu nostalgia me inspire
Para volver y quedarme para siempre.

domingo, 1 de enero de 2012

Madre

Años de rutinas cambiantes,
Sol naciente y escondido,
Días escasos de acompañantes,
Noches de ojos deprimidos.
Manos de trabajo incansable,
Pies de caminos sin atajos,
Felicidad pintada con pinceles,
Tristezas dibujadas con llanto.
Lagrimas secadas con palmas
De manos que toman las mías,
Brazos adoloridos por esfuerzo
De sacarme adelante desde niño.

Madre, cuantas vivencias grabadas
En la memoria de nosotros,
Cuantas historias escritas
En el libro de nuestros rostros.
Relatos de tu vida
Dan clases a mi pensamiento,
No me alcanzará literatura
Para gritar cuan orgulloso me siento.

Se asoman canas color nieve,
Han llegado arrugas a tus facciones,
Por las cuales no debes preocuparte,
Pues ya es tiempo de que aparezcan.
Triunfadora del destino,
Luchadora de moral innegable,
Escalante de colinas adversas,
Mujer de labor infranqueable.
Madre querida, razón de mi lucha,
Ejemplo de resistencia y sacrificio;
Cuanto has hecho por mi, cuanto te debo,
Mujer admirable, madre de mi ser.